¿Recordáis este vídeo?
Por un lado, tenemos a un caballero diciendo que los andaluces somos unos salvajes, unos vagos y unos incultos que, gracias a los demás españoles, disponemos de algún avance tecnológico y algún signo de civilización. Por otro, un 'youtuber' le responde, burlándose de sus ideas y exponiendo hasta qué punto está equivocado al pensar eso de los andaluces.
Está claro que ninguno de los dos está empleando una exposición, ¿verdad? A fin de cuentas, ninguno está dando información objetiva, es decir, real, verdadera y sin opiniones. Lo que ambos hacen es opinar, esto es, están mostrando lo que piensan o sienten. Eso sí, no solo se están limitando a plasmar esa opinión. Los dos intentan en sus vídeos defender sus opiniones y, para ello, utilizan una serie de razones. Por ejemplo, el que critica a Andalucía defiende su idea de que los andaluces somos salvajes con su crítica a nuestro acento o dialecto (asegurando que no se nos entiende); por su parte, el 'youtuber' revela que Sevilla y Málaga contaron con 4G antes que otras partes de España, por lo que Andalucía no está tan atrasada.Es evidente que sus respectivos textos NO son exposiciones. Ambos están empleando una nueva modalidad textual, que recibe el nombre de argumentación. ¿Y en qué consiste? En lo que habéis visto: en defender una opinión (o tesis) mediante una serie de razones o argumentos. ¿Y con qué objetivo? Con el de convencer a los receptores: el autor del vídeo de los andaluces quiere que todo el mundo crea que los de Andalucía somos así de bestias; mientras que el 'youtuber' que lo critica quiere explicar lo absurdas que son sus ideas para que nos burlemos de él.¿Y cómo se estructuran estos textos argumentativos? En tres partes diferenciadas, a saber:
1) Introducción: en la que se nos presenta el tema del que se va a hablar. Por ejemplo, en el vídeo anterior, el 'youtuber' nos revela que se va a burlar de un vídeo que critica a los andaluces.
2) Cuerpo: es la parte más extensa de la argumentación, pues es donde se explican con detalle y precisión todos los argumentos que defienden la opinión o tesis del autor. Todas las críticas a esas ideas equivocadas sobre los andaluces constituirían el cuerpo de nuestro ejemplo anterior.
3) Conclusión: es una idea final con la que se remata el texto argumentativo. En este caso, la conclusión incidiría en que el autor del primer vídeo ha de rectificar, pedir perdón, conocer mejor Andalucía y dejar de hacerse el chulo por Internet.
¿Dudas? ¡Pues a los comentarios!
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