miércoles, 17 de mayo de 2017

2º ESO: Los subgéneros teatrales menores

Varios son los subgéneros que podemos hallar en el mundo del teatro. El año pasado ya conocisteis los tres más importantes, a saber, la tragedia, la comedia y el drama o tragicomedia (cuyos rasgos hallaréis en esta entrada reciente de 1º); y, en 2º, nuestra atención se ha centrado en los subgéneros menores, esto es, aquellas obras de corta duración (un acto) que, por lo general, servían para entretener y divertir al público en los descansos (entreactos) de las comedias o tragedias.

Cuatro son los subgéneros menores que hemos estudiado y trabajado con mayor profundidad a lo largo de este trimestre. Vamos a ver sus rasgos principales:

1) El auto sacramental es el subgénero menor más antiguo de todos. Surge en la Edad Media y sus metas eran difundir la fe y moral cristianas y dar a conocer episodios de la Biblia al pueblo, que no sabía leer y, por tanto, no podía acceder a las Escrituras. Se representaba en fechas señaladas, como el Corpus Christi o Navidad, ya fuera en las iglesias o las plazas de las ciudades y pueblos. El más significativo y antiguo que se conserva en castellano es el Auto de los Reyes Magos, que narra cómo los tres Reyes se encuentran en su camino para adorar al niño Jesús recién nacido:



Aquí tenéis otra versión, un poco más curiosa:



2) Ya en la Edad Moderna, en la época de esplendor de España (el Siglo de Oro), la pasión por el teatro se extendió por todas partes. La gente acudía a los teatros (olvidados en la Edad Media, renacidos ahora) para entretenerse durante varias horas. Y no solo disfrutaba de una única obra (como sucede ahora), sino que, en los entreactos (el descanso entre un acto y otro de una tragedia, comedia o drama), se divertían con breves piezas cómicas ambientadas en la vida cotidiana. La trama de dichas piezas, que se escribían con un lenguaje muy expresivo y exagerado (para hacerla todavía más divertida), era bastante simple y solía girar en torno a un engaño a alguien muy ingenuo. Dichas piezas se llamaban pasos, siendo su principal exponente el sevillano Lope de Rueda, autor de, entre otras, El rufián cobarde (donde los intentos de un cobarde por hacerse el valiente no llegarán a buen puerto) o Cornudo y contento:

 

3) Junto a los pasos, también destacaban los entremeses, que son muy parecidos. No en vano, también eran piezas cómicas breves que se representaban en los entreactos. Sin embargo, mientras que el paso nos contaba cómo le tomaban el pelo a un ingenuo, el entremés critica con humor a la sociedad y los defectos del ser humano. Por ejemplo, en El viejo celoso, se burlan de los celos y cómo estos pueden traer más males que beneficios a una pareja (así como de los matrimonios de conveniencia entre hombres mayores y mujeres jóvenes, muy habituales en aquella época):



En El retablo de las maravillas, se critica la obsesión de la sociedad española de aquella época por la pureza de sangre (esto es, tener orígenes cristianos y con padres legítimos), de la cual se aprovechan unos artistas ambulantes:



Ambos pertenecen a Miguel de Cervantes, autor de un sinfín más de entremeses, como El juez de los divorcios (critica a los matrimonios, los soldados...), La Cueva de Salamanca...

4) Esta tradición humorística sería recogida en el siglo XVIII por los sainetes, los cuales, al igual que los anteriores, eran breves y cómicos. Su rasgo particular, que lo diferencia de los demás subgéneros menores, es el costumbrismo; es decir, el hecho de que sus historias reflejaban las formas de hablar y comportarse de regiones muy concretas de España (Andalucía, Castilla, Valencia...). El mejor ejemplo lo tenemos en La pitanza, sainete de los hermanos sevillanos Álvarez Quintero, en el que se aprecian claramente el modo de hablar de los hispalenses:

 

Otros subgéneros menores que debéis conocer son:

a) Las églogas, que son piezas protagonizadas por pastores y que tratan asuntos amorosos. Solían acabar con un villancico.

b) Las farsas, que son piezas cómicas breves que tratan temas divertidos o serios con el único objetivo de hacer reír.

c) Las loas, breves piezas que permitían presentar al público obras más extensas, de modo que las conocieran y quisieran ir a verlas.

d) Las jácaras, que narran situaciones de carácter violento, ambientadas en los bajos fondos de la sociedad.

Si queréis profundizar más en este tema, no olvidéis visitar los enlaces de interés. Y si tenéis dudas, ¡a los comentarios!

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