Tras estudiar, a lo largo de este curso, lo que son los textos narrativos, los descriptivos y los literarios, en estas semanas ha tocado el turno a los dos últimos tipos de texto que nos faltaban, a saber, la exposición y el diálogo. Vamos a verlos algo más a fondo:
* La exposición es aquel tipo de texto que nos da una informaciónde forma objetiva (es decir, sin opiniones) con claridad, precisión y un lenguaje culto y/o científico. Un ejemplo de esta clase era este: En dicho vídeo se nos presenta una información (el calentamiento global, sus causas y consecuencias, etc.) sin emitir opiniones de ningún tipo, de forma clara y precisa y con un lenguaje culto, cuidado. Por eso sabemos que es expositivo.
Estos textos expositivos podían, a su vez, ser de dos tipos:
A) Especializados o científicos, cuando van dirigidos a un público muy concreto y especializado. Su lenguaje es muy complejo, con abundantes tecnicismos (palabras que se utilizan y conocen tan solo en un campo científico, deportivo, técnico o laboral -de modo que, si no perteneces al mismo, no vas a saber su significado). Aquí nos encontraríamos con las tesis doctorales, las revistas de medicina, etc.
B) Divulgativos, cuando van dirigidos a un público amplio. Su lenguaje, por tanto, es mucho más sencillo, explicándose los pocos tecnicismos que aparezcan. El vídeo puesto con anterioridad, así como los documentales o los libros de texto, pertenecen a esta categoría.
Por último, no podemos olvidar que un texto expositivo siempre va a estar dividido en tres partes:
I) Introducción, donde se nos presenta el tema del que se va a hablar en el texto.
II) Desarrollo, en el que se va explicando, con datos y ejemplos, dicho tema.
III) Conclusión, donde se resume todo lo expuesto en las partes anteriores, ofreciendo una idea final llamada tesis.
Por ejemplo, en el vídeo del calentamiento global, su introducción nos permite saber que el mini-documental va a tratar de ese problema climatológico mundial (primer minuto); en su desarrollo nos explica qué es el calentamiento global, qué elementos intervienen en él, sus causas y consecuencias y cómo podemos arreglarlo (hasta el minuto 4:40); y en su conclusión, nos ofrecen una tesis: podemos acabar con el calentamiento global si cambiamos de mentalidad y actuamos ahora.
* El diálogo, por su parte, es básicamente esto:
Es decir, es un intercambio comunicativo entre dos (o más) interlocutores que se van alternando en los papeles de emisor y receptor. En este vídeo se ve muy claro cómo, en ocasiones, Shrek está hablando mientras Asno escucha; y en otras es justo al revés: Shrek oye lo que Asno está diciendo. Los dos personajes se van intercambiando los roles de emisor y receptor y, por eso, sabemos que lo que están haciendo es un diálogo. Cada una de las veces en las que los interlocutores intercambian dichos papeles se llama turno de palabra.
Los diálogos pueden ser:
A) Espontáneos, que son aquellos en los que se usa un lenguaje coloquial y no están planificados, se van improvisando sobre la marcha. Los diálogos que tenemos con nuestros amigos, padres, compañeros de clase, etc., serían de este tipo.
B) Planificados, que son aquellos en los que se emplea un lenguaje mucho más formal y siguen un guión establecido. Comprobadlo en el siguiente ejemplo:
En esta entrevista de trabajo, tanto la entrevistadora como el aspirante al puesto emplean un lenguaje muy correcto y educado, y lo que dicen (sobre todo la entrevistadora) está planeado desde el primer minuto hasta el último. Así son los diálogos planificados.
¿Alguna duda? Si es así, por favor, haced uso de los comentarios :)
Después de analizar los sintagmas de una oración, distinguiendo su sujeto de su predicado, y reconocer los diferentes complementos que aparecen en dicho predicado, llega el momento de culminar el análisis sintáctico con el último paso que hay que dar en este tipo de ejercicio: la clasificación de la oración. En este sentido, recordad que hay tres fases que hay que cumplir:
1)Decir la modalidad oracional según la intención del hablante. En otras palabras, apuntar si la oración es:
- Enunciativa si nos está aportando información sin más. Puede ser afirmativa o negativa.
- Interrogativa si se está formulando una pregunta. Puede ser directa (cuando aparecen los signos de interrogación) o indirecta (cuando no aparecen).
- Imperativa o exhortativa si se está expresando una orden, un mandato o una petición.
- Exclamativa si manifiesta emociones (se reconoce por los signos de exclamación).
- Desiderativa si expresa un deseo.
- Dubitativa si expone una duda.
2) Señalar si se trata de una oración bimembre o unimembre. ¿Y qué es esto? Muy fácil:
* Las bimembres son aquellas que tienen sujeto (ya sea expreso o elíptico) y predicado.
* Las unimembres son aquellas que solo poseen predicado. Es decir, son impersonales, carecen de sujeto. Esto ocurre cuando el verbo indica un fenómeno meteorológico (llover, nevar, granizar, relampaguear...); o cuando aparecen las formas verbales "hace", "hay", "hubo", "había", "habrá" o "habría", seguidas de complemento directo. Ejemplos: "Lloverá mañana durante todo el día"; "hay 50 coches aparcados en esta calle"; "habrá más de 500 invitados en la boda de los príncipes"; "hace mucho calor en Sevilla durante el verano"; etc.
3) Acabar con la clasificación oracional según el tipo de predicado. Para ello, nos basaremos en el siguiente esquema:
ATRIBUTIVAS
PREDICATIVAS ------> PASIVAS
ACTIVAS
| /\ TRANSITIVAS INTRANSITIVAS
* Las oraciones atributivas son aquellas cuyo predicado es nominal, es decir, cuando su verbo es ser, estar o parecer. Por el contrario, las predicativas son aquellas cuyo predicado es verbal, es decir, cuando su verbo es cualquiera que no sea ser, estar o parecer.
* Las predicativas, a su vez, se pueden dividir en pasivas, que son aquellas cuyo verbo está en voz pasiva (verbo ser más participio); y activas, cuando el verbo está en voz activa.
* Finalmente, las activas se pueden catalogar en transitivas, si hay en el predicado un complemento directo; e intransitivas, si no lo hay.
Veamos un par de casos prácticos:
(SN) S (SV) PN
HomerSimpsonestécnico de la central nuclear.
N Apos. N (SN) Atr.
N S.Prep.CN
Nx SN
Det. N Ady.
Se trata de una oración enunciativa afirmativa, ya que nos aporta información sin más; bimembre, pues hay un sujeto y un predicado; y atributiva, puesto que dicho predicado es nominal.
(SV) PV
Haycinco clientesen el bar de Moe.
N (SN) CD (S.Prep.) CCL
Det. N Nx SN
Det. N S.Prep. CN
Nx SN
N
Se trata de una oración enunciativa afirmativa, ya que nos aporta información sin más; unimembre, pues solo hay predicado; y predicativa (el predicado es verbal), activa (el verbo está en voz activa) y transitiva (hay un complemento directo -cinco clientes-).
Si todavía tenéis alguna duda sobre el análisis sintáctico, por favor, no dudéis en preguntarme lo que queráis a través de los comentarios.
Así comienza una de las mejores novelas de todos los tiempos: El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, la obra cumbre de Miguel de Cervantes. Dividida en dos partes (publicadas en 1605 y 1615, respectivamente), esta novela narra las desventuras de Alonso Quijano, un hidalgo que, como habéis podido ver, enloquece debido a los libros de caballería. Sin embargo, su fantasía no se contenta con leer las hazañas de Tirante el Blanco o Amadís de Gaula: él mismo desea, finalmente, convertirse en caballero andante.
Vestido con una vieja armadura, y a lomos de un delgado rocín al que llama Rocinante, don Quijote de la Mancha parte en busca de aventuras. Y, tras ser "armado" caballero en una venta, encuentra la primera ocasión de probarse a sí mismo:
En esta escena, visteis en clase cómo es en realidad don Quijote de la Mancha. Frente a una injusticia, no la ignora ni pasa de largo, como haría la mayoría. Al contrario: se esfuerza por esclarecer la verdad del asunto (que el hombre no pagaba al muchacho por su trabajo desde hacía tiempo) y obliga al culpable a hacer lo que sea justo. En otras palabras, don Quijote posee un elevado sentido de la justicia (lo que acarreará serios problemas en el futuro), así como del honor. Esto último se percibe en que cree ciegamente al hombre cuando jura, por las leyes de la caballería, que hará lo correcto.
Don Quijote confía en su palabra, por un lado, porque es demasiado ingenuo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, en su mente, el caballero de la triste figura no es capaz de entender que la gente no actúe de forma honorable, ni incumpla sus promesas. A fin de cuentas, en las novelas de caballería, todos actúan según el código ético de los caballeros andantes, es decir, son respetuosos, sinceros, honrados... ¿Por qué iba a ser diferente en su mundo? Lamentablemente, como descubrirá el pastorcillo (y el mismo don Quijote) en sus carnes, la realidad es bien distinta. El hombre no solo falta a su palabra y no paga al muchacho lo que le debe, sino que, encima, lo azota por haber aceptado la ayuda de don Quijote. Nos encontramos, pues, ante una sociedad mezquina, cruel y traidora, que no entiende ni de honor, ni de justicia.
Aconsejado por el dueño de la venta, don Quijote vuelve, con todo, a casa para recoger camisas y dinero, así como para hacerse con los servicios de un escudero que lo asista. De esta forma, don Quijote vuelve a emprender su camino con su compañero de armas, un labrador llamado Sancho Panza. Este le acompaña ante la promesa de que don Quijote le hará gobernador de una ínsula, si bien pronto se dará cuenta de que su nuevo amo no es precisamente lo que parece a simple vista (minuto 2:20):
Esta escena es, sin lugar a dudas, la más emblemática de esta novela. En ella, se pueden apreciar, por una parte, ciertos rasgos de las diferentes personalidades del Quijote y Sancho, siendo el caballero un loco, un desquiciado; mientras que Sancho es mucho más realista y sensato que su amo. La crítica a los libros de caballería, por otro lado, también se hace presente en este fragmento. No en vano, la imagen es ridícula y humorística: un anciano disfrazado de caballero; unos gigantes que no existen; un escudero que, en vez de ser noble, es un campesino... Así quería burlarse Cervantes de unas novelas que consideraba de muy poca calidad y a las que cuestiona en muchas otras partes de la historia, como en esta otra:
A pesar de lo evidentemente trastornado que está don Quijote, Sancho Panza no se burla de él, como hace casi todo el mundo. Tampoco se aprovecha del pobre loco, ni lo maltrata. Justo al contrario: se mantiene fielmente al lado de su señor, al que ayuda en todo momento.
La lealtad y la bondad de Sancho Panza se hacen patentes en todos los episodios de El Quijote, como queda claro en el crucial encuentro contra los galeotes:
Aunque Sancho, en su sensatez, intenta disuadirlo de que intervenga, don Quijote no se puede quedar quieto al ver lo que les ha ocurrido a esos presos. Creyendo que dicen la verdad (recordad que el Quijote piensa que el mundo es honrado como él), el caballero se enfrenta a la Santa Hermandad y libera a los presos, pues considera que es posible que ellos hayan sido condenados injustamente. Asimismo, su destino era ir a galeras, esto es, a remar hasta la muerte en los barcos del rey; y, para don Quijote (y Cervantes), no era justo que un hombre muriera porque la sociedad no le hubiese permitido ganarse el pan de otra manera que no fuera robando o estafando -como, por ejemplo, le pasó al insigne Lázaro de Tormes-.
Por supuesto, a día de hoy, es impensable considerar que la justicia se equivoque o actúe de mala fe. Sin embargo, en aquella época, la justicia era muy relativa (recordad lo que le sucedió en Sevilla al propio Cervantes), sobre todo en una sociedad corrupta y muerta de hambre, en la que ser ladrón era un oficio más (y no un crimen en sí) y los veredictos podían comprarse con mucha facilidad si tenías dinero e influencias. En su elevado sentido de la justicia y el honor, y considerando que la libertad es un don divino para el hombre, don Quijote se pone del lado del débil, del pobre, del desvalido... Pagando, por desgracia, las consecuencias de su "heroica" actuación. Y es que el mundo pronto le demostrará su elevado nivel de corrupción y villanía. desarmando y apalizando los galeotes a su libertador y al propio Sancho. El idealismo del Quijote se topa de bruces con la cruel realidad, lo que le lleva a replantearse su aventura.
En consecuencia de esto, don Quijote parte a Sierra Morena para hacer penitencia. La Santa Hermandad lo acaba encontrando, llevándoselo a casa apalizado, trastornado y enjaulado. Para colmo, los de su propia aldea, al verlo llegar así, no paran de burlarse del pobre anciano, en vez de mostrar por él misericordia o piedad (o tan siquiera ayudarlo). Así acaba la primera parte de El Quijote.
En 1615 Miguel de Cervantes publicó una segunda parte que ya tenía en mente, pero cuya escritura aceleró tras ver la ridícula secuela que escribió López de Avellaneda (tal como os conté en esta entrada). De hecho, Cervantes hace que don Quijote sea famoso en esa continuación, asegurando que las peripecias reales y auténticas del caballero de la triste figura fueron popularizadas por toda Castilla por un tal Cide Hamete Benengeli. Eso provoca que, cuando Sancho y él partan en busca de nuevas aventuras, todo el mundo los reconozca, e incluso quieran participar de las locas andanzas de don Quijote, haciéndose pasar por caballeros, brujos... Esto traerá consigo la quijotización progresiva de Sancho, es decir, que Sancho empezará a compartir la ilusión de su amo.
Dicha quijotización se verá reforzada, más tarde, por unos duques que acogerán en su castillo a don Quijote y Sancho, al que convertirán, finalmente, en gobernador de una ínsula. Todo, por supuesto, lo harán en tono de broma, para burlarse de ambos. Sin embargo, y para su sorpresa, rápidamente Sancho Panza dará muestras de su sentido de la justicia y del honor, adquiridos por medio de sus viajes con don Quijote:
En este episodio (y otros más), Sancho se destapa como un buen gobernador, justo, honorable... Aunque siga hablando de manera sencilla, como haría un labrador (a diferencia de don Quijote, que habla de un modo más recargado, culto e incluso anticuado, como lo hacen los caballeros), su forma de actuar es cada vez más la de los idealizados caballeros andantes que tanto admira don Quijote. Con él volverá a partir, recorriendo media España hasta que se topan con el caballero de la Blanca Luna. Este es, en realidad, el bachiller Sansón Carrasco disfrazado, quien, a petición de la familia y amigos de don Quijote, desea llevarlo de vuelta a casa. Para ello, le propone el siguiente reto:
Esta derrota hundirá definitivamente a don Quijote, quien, al contrario que su amigo Sancho, padecerá un proceso de sanchificación, esto es, de aceptar la cruda realidad y abandonar sus ínfulas de caballero andante. Lamentablemente, esto matará su espíritu luchador, lo que le acarreará, al final, la muerte:
Y todos le lloran, porque, con su muerte, se va un poco de esa locura que hace al mundo mejor. Y es que, a fin de cuentas, lo único que perseguía don Quijote, en sus vanas ilusiones de grandeza y heroismo, era que la sociedad en la que vivía fuese menos cruel y más justa. Frente a una España perdida y desesperada, él, un loco, era el único que peleaba por acabar con todo eso y lograr que el futuro fuera más brillante y el presente, menos ruin y miserable. Con todo, su espíritu no muere del todo, puesto que aquellos que lo acompañan en su lecho de muerte, en especial Sancho, han aprendido de él todas las grandes virtudes que encarna (su idealismo, su honor) y se convierten en los legítimos herederos de su cruzada.
En esencia, de esto va El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, pudiendo resumir sus principales rasgos en estos puntos:
1) El tema básico es la crítica a los libros de caballería, cuyas historias considera Cervantes "fingidas y disparatadas".
2) Su protagonista es don Quijote, quien, aunque físicamente no encarna las virtudes de un caballero andante, sí muestra un elevado sentido del honor y la justicia.
3) Su escudero, Sancho Panza, es realista y sensato, a diferencia de su amo. Eso sí, siempre se mantendrá fielmente a su lado. A su vez, también es un buen hombre, que tratará de forma educada y piadosa a todos.
4) Sus diferentes personalidades se distinguen especialmente cuando hablan: frente al lenguaje más culto y artificioso de don Quijote, propio de las novelas de caballería, Sancho habla de manera sencilla, con muchos refranes.
5) En distintos capítulos se trata en profundidad la metaliteratura; es decir, se aprovecha una creación literaria para hablar, criticar y comentar otras obras o autores.
6)El idealismo de don Quijote siempre se topará con la cruel realidad. En ocasiones, será por culpa de su locura; pero en otras muchas, será la mezquindad de la sociedad la que lleve a la desgracia al caballero de la triste figura.
7) Hay una profunda crítica a la sociedad española de la época, que en nada responde a los parámetros de honor y justicia que defiende don Quijote.
8) La libertad es otro valor fundamental que defienden Quijote y Sancho: el hombre ha nacido libre y ese don divino no se puede arrebatar, ni por la ley ni por lo que se considere cuerdo o normal. 9) A medida que avanza la novela, Sancho empieza a compartir aspectos de la personalidad de don Quijote, mientras que este, finalmente, abraza el realismo de su fiel escudero. Esto se conoce como la quijotización de Sancho y la sanchificación de don Quijote, respectivamente.
Aunque el mundo y la historia recuerden a Miguel de Cervantes por su brillante El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, esta novela no es la única aportación del genial autor madrileño a la literatura de nuestro país. De hecho, merced a su genio, cultivó (con más o menos fortuna) todos los géneros literarios hasta que, finalmente, la narrativa le dio la fama que tanto ansiaba.
Precisamente fue en la narrativa donde Cervantes dio sus primeros pasos como escritor, publicando en 1585 La Galatea, su primera novela de tipo pastoril. Como recordaréis por lo estudiado el trimestre anterior, la novela pastoril contaba las desventuras amorosas de unos pastores cultos e idealizados en una naturaleza idílica. Es decir, sus motivos eran idénticos a los de la égloga lírica. Por tanto, aunque estaban escritas en prosa, mezclaban esta forma de escritura con fragmentos en verso, un estilo que, como podéis comprobar en el siguiente vídeo, imitó el propio Cervantes en La Galatea: En esta novela pastoril, dividida en seis libros, Cervantes narraba cómo Elicio, un pastor culto, se disputaba los amores de una hermosa pastora llamada Galatea con otro pastor, de nombre Erastro. Todos ellos se hallaban en una naturaleza ideal, pero ya con ciertos toques de realismo. A fin de cuentas, la acción se ubicaba a orillas del Tajo, no en un paraíso idealizado e inventado por el autor.
Más tarde, a su regreso a España, su mayor sueño (como ya se os contó en esta entrada) fue convertirse en dramaturgo, es decir, en autor de obras de teatro. Lamentablemente, jamás tuvo suerte en este sentido: ni sus tragedias de corte clásico (El cerco de Numancia) ni sus comedias (Los baños de Argel) llegaron a estrenarse, pues su estilo no era del gusto del público de la época. Tan solo pudo vender algunos de sus entremeses, piezas cómicas breves, al estilo de su admirado Lope de Rueda, en las que se criticaban vicios y defectos de la sociedad. Destaca, en este sentido, El retablo de las maravillas, obra en la que Cervantes satirizaba la obsesión del pueblo por ser de origen puro (esto es, no tener sangre judía o musulmana, y ser hijo de padres legítimos):
Tampoco gozó de éxito como poeta, escribiendo varias estrofas de inspiración italiana, en las que imitaba el estilo de Garcilaso de la Vega y sus églogas; algunos romances que llegó a incorporar en sus Novelas ejemplares o El Quijote; y un par de poemas extensos, como el Canto de Calíope y el Viaje del Parnaso, donde ya introduce uno de los temas principales de El Quijote, a saber, la metaliteratura (al usar poemas para hablar de la propia poesía y las obras de otros poetas).
No obstante, y como ya se comentó al principio de esta entrada, fue la narrativa la que realmente acogió a Cervantes y le concedió gloria y fortuna. Así, una vez publicada la primera parte de El Quijote (y hasta su muerte en 1616), el escritor madrileño vivió su etapa más prolífica como escritor, publicando en este período no solo la segunda mitad de su magnífica y popular obra maestra. sino otras obras también dignas de mención. En este sentido, sobresalen sus Novelas ejemplares, una colección de doce relatos cortos que vio la luz en 1613 y en la que imitaba el estilo de la narrativa italiana renacentista (Bocaccio), el Lazarillo de Tormes... Escritas completamente en prosa, estas novelas se desarrollaban en el mundo real (a diferencia de las novelas de caballería) y tenían una intención moralizante. Es decir, querían servir de ejemplo de conducta para el público, mostrando formas de ser y vivir perjudiciales. Entre las Novelas ejemplares más populares hay que resaltar a Rinconete y Cortadillo, El licenciado Vidriera, El coloquio de los perros, La gitanilla...
De estos años tampoco podemos olvidarnos de Los trabajos de Persiles y Segismunda, publicada de forma póstuma (esto es, después de morir) en 1617. En esta obra cultivó el subgénero de la novela bizantina, la cual, como recordaréis, narra las aventuras y desventuras que han de vivir dos amantes para reencontrarse y casarse. En este caso en particular, Cervantes se centraba en los príncipes Persiles y Segismunda, quienes, fingiendo ser hermanos, viajan por incontables territorios reales e imaginarios para contraer matrimonio en Roma. Sin embargo, no lo tendrán nada fácil: enredos amorosos, pruebas de toda índole, obstáculos, separaciones... Todo ello medirá el amor que sienten el uno por el otro, el cual, por supuesto, triunfará al final en la capital italiana. Aun así, ni que decir tiene que nada de esto se puede comparar a El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, cumbre única de la literatura universal que estudiaremos mañana en este blog.
Este año se celebra el 400 aniversario de la muerte del escritor más grande que ha dado nuestro país:
Es imposible entender el castellano sin Miguel de Cervantes, impulsor definitivo de nuestra lengua y, sobre todo, de la novela como subgénero literario moderno, así como creador de uno de los personajes más icónicos de toda la historia: Don Quijote de la Mancha. Como habéis visto en el vídeo, su principal obra, titulada El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, es la segunda más traducida de la historia de la Humanidad, tan solo por detrás de la Biblia; sirvió de modelo a grandes novelistas como Charles Dickens, Dostoievski o Stendhal; e inspiró a artistas de la talla de Richard Strauss, Picasso u Orson Welles para crear pinturas, piezas musicales, óperas, ballets, películas... Hasta en China llegaron a filmar su propia versión no hace demasiado:
Pero, ¿quién fue realmente Miguel de Cervantes? Era el cuarto hijo de un cirujano llamado Rodrigo, por lo que su familia no tenía una mala posición social. Nació en 1547 en Alcalá de Henarés (Madrid), en una casa que hoy día alberga su museo. No obstante, no echó muchas raíces en la localidad madrileña, pues su familia se movió casi por todo el territorio español, viviendo en Valladolid, Madrid, Córdoba o Sevilla. Su padre llegó a sufrir encarcelamiento por un tema de deudas, y tan solo su condición de hidalgo le libró de morir preso. Aquel episodio marcó profundamente a Miguel de Cervantes, al igual que sus visitas al teatro, quedando fascinado con los pasos de Lope de Rueda.
Ya joven, decidió partir (quizá huyendo de la justicia por culpa de un duelo) hacia Italia en busca de fortuna y gloria. En Roma entró a trabajar como ayudante de cámara del cardenal Acquaviva, pero pronto abandonó su oficio para enrolarse en el ejército, formando parte de la Liga Santa que se enfrentó al Imperio Otomano en la famosa batalla de Lepanto:
Brilló en esta batalla Cervantes, mostrándose como un soldado feroz y valiente, capaz de pelear incluso enfermo de malaria. Lamentablemente, en Lepanto recibió una profunda herida en la mano izquierda, la cual le quedó inútil para el resto de sus días (de ahí que se le llame 'El manco de Lepanto'). Sin embargo, una vez restablecido de sus molestias, volvió a combatir a los turcos tanto en Grecia como en Túnez.
Terminado su servicio militar, en 1575 quiso regresar a España, pero su barco fue interceptado por una flotilla turca, siendo, en consecuencia, hecho prisionero y llevado a Argel. Allí permaneció cinco años encerrado en los baños de la ciudad, de donde intentó fugarse hasta en cuatro ocasiones. Y aunque sus planes nunca funcionaron, eso jamás le supuso consecuencias graves. A fin de cuentas, los turcos pensaban que era alguien importante, habiendo pedido por él, de hecho, un rescate de 500 escudos de oro.
En cuanto su familia abonó esta elevada suma, Cervantes pudo al fin regresar a España. En su país, lamentablemente, la suerte siguió sin sonreírle: tras fracasar en su empeño de obtener un cargo en el Estado o las Indias, partió hacia Sevilla, donde trabajó como comisario real de abastos. El clero andaluz, descontento con su trabajo, logró excomulgarlo, primero, y luego encerrarlo injustamente en la cárcel de Sevilla hasta en dos ocasiones. Huelga decir que, una vez salió de ella la segunda vez, dejó su puesto para regresar a Madrid.
Ya por entonces Cervantes soñaba con ser un dramaturgo reconocido, es decir, deseaba escribir obras de teatro que encandilaran al público. Por desgracia, jamás tuvo éxito: en vida apenas vendió un par de sus entremeses (como El retablo de las maravillas), dado que su estilo no terminaba de encajar con los gustos de la época, más cercanos a las propuestas de Lope de Vega. En ese instante, comienza a rondar por su cabeza una idea: la de escribir una historia de un viejo hidalgo que, enloquecido por las novelas de caballería, partiría en un viaje por la Mancha actual como Don Quijote, caballero andante.
Se supone que fue en una de sus estancias en la cárcel de Sevilla cuando ideó a Don Quijote, terminándolo de escribir en 1604 en Valladolid y publicándolo en Madrid en 1605. Ni el mismísimo Cervantes se esperaba el enorme éxito que tuvo: se vendieron cientos de copias en poco tiempo, siendo el libro inmediatamente traducido y exportado a varios países europeos. Eso animó a Cervantes a escribir una segunda parte, cuya redacción aceleró tras publicar un tal Avellaneda una secuela de su novela. En ella, Avellaneda no solo desdibujaba por completo a Don Quijote y Sancho Panza, sino que, además, cargaba abiertamente contra Cervantes. Es por ello que el escritor madrileño se apresuró en preparar su versión, en la que, para evitar futuros malos usos de su historia, "mató" a Don Quijote. Ni que decir tiene que Avellaneda no salió bien parado en esa segunda mitad del Quijote.
En sus últimos años de vida, alentado por su éxito, no paró de escribir. De esta forma, junto a la segunda parte del Quijote (1615), dio a luz a sus Novelas ejemplares (1613), el Viaje del Parnaso (1614), Los trabajos de Persiles y Segismunda... Y le faltó tiempo para darnos más muestras de su genio, pues nos abandonó un 23 de abril de 1616. Se dice que otro gran genio, el inglés William Shakespeare, falleció también ese día, por lo que actualmente cada 23 de abril se celebra en todo el mundo el Día del Libro en homenaje a ellos dos. Así de importante es Miguel de Cervantes, un genio sin igual, el autor de una obra única y excepcional.
Para terminar el tema de la narración, hemos estudiado esta última semana los dos subgéneros narrativos más importantes y extendidos: los cuentos y las novelas, que se diferencian de los mitos, las leyendas o las fábulas, sobre todo, por su longitud. A fin de cuentas, estas últimas suelen ser bastante cortas, mientras que los cuentos y las novelas son narraciones mucho más extensas. Lo pudimos comprobar en clase con La leyenda de Sleepy Hollow, el famoso cuento de Washington Irving:
(Picad en la imagen para ver el cuento de nuevo)
Asimismo, en este vídeo ya pudimos apreciar los rasgos fundamentales de un cuento:
1.- No hay excesivos personajes: Ichabod, Katrina, Hueso y el Jinete, fundamentalmente, aparte de los secundarios (algunos de ellos incorporados, de hecho, por Disney).
2.- Esos personajes apenas evolucionan psicológicamente, es decir, su personalidad no sufre casi ningún cambio a medida que avanza la narración. Por ejemplo, Ichabod es un supersticioso al principio de la historia, y también al final; Hueso es un fanfarrón desde que la historia arranca hasta que esta acaba...
3.- Solo se desarrolla una única acción o historia. En este caso, la de Ichabod en el pueblo de Sleepy Hollow.
Existe una cuarta característica que aquí no se aprecia, y es que, en los cuentos, no suele detallarse con precisión ni el espacio ni el tiempo en el que tiene lugar la historia. No obstante, hay que reconocer que eso es más propio de cuentos populares, como Caperucita Roja o La bella durmiente, que de los literarios, como el de Irving.
¿Y en qué consisten estos dos tipos de cuentos? Veámoslo:
* Un cuento popular es aquel cuyo origen no se conoce. Nadie sabe con exactitud quién lo ideó ni cuándo. Por tanto, son anónimos. Antiguamente, no se contaban exclusivamente para entretener a los niños, sino para enseñar a todos, mayores y pequeños, pautas de conducta que les pudieran ser de utilidad en sus vidas cotidianas. Asimismo, como nadie, por aquel entonces, sabía leer ni escribir, esos cuentos se transmitían de forma oral, por lo que empezaron a aparecer diferentes versiones. Por último, hay que destacar que se caracterizan por presentar elementos mágicos o fantásticos (brujas, gigantes, ogros, hadas...), así como personajes planos (o buenos -Caperucita, el gato con botas- o malos -brujas, gigantes-, sin término medio).
* A partir de los siglos XVII y XVIII, la gente empezó a aprender a leer y escribir, consumiendo libros para su entretenimiento. Los cuentos, por tanto, ya no tenían por qué transmitirse vía oral, sino que podían relatarse por escrito, existiendo, por tanto, una única versión de los mismos. Sus autores comenzaron a ser conocidos (es decir, los cuentos dejaron de ser anónimos) y abandonaron la tradición popular para escribir narraciones más realistas (personajes propios del día a día, del mundo en el que vivían), sin elementos mágicos ni enseñanzas. A este nuevo tipo se lo conoce como cuento literario.
Además del cuento, también hemos estudiado lo que es una novela, que se caracteriza por:
1.- Hay muchísimos personajes.Tomando como ejemplo El Hobbit, en dicha novela podemos encontrar a Bilbo, Gandalf, los enanos, Smaug, los elfos de Rivendel y el Bosque Negro, Beorn, Bardo y los hombre de Valle, los trasgos, los huargos... Otro ejemplo sería Los juegos del hambre, donde se hallan Katniss, Peeta, Haymitch, Gale, Prim, Cinna, todos los tributos de los distritos, el presidente del Capitolio... 2.- Esos personajes cambian, evolucionan a lo largo de la narración. Bilbo, al principio de El Hobbit, es un poco cobarde, una persona que no le gusta meterse en problemas, humilde, sencilla... Cuando regresa, es valiente, decidido, seguro de sí mismo... Su personalidad ha cambiado. Otro ejemplo más: Katniss Everdeen, al principio de Los Juegos del hambre, acepta la realidad en la que vive (aunque no le guste); tras los sucesos del primer libro, no solo apoya a la rebelión contra el Capitolio, sino que la lidera.
3.- Hay varios arcos argumentales. En El Señor de los Anillos (J.R.R. Tolkien), por ejemplo, nos cuentan, por un lado, el viaje de Sam y Frodo; por otro, el de Gandalf; y por otro, el de Aragorn; en Historia de dos ciudades(Charles Dickens), hay hasta cinco historias paralelas que, al final, se unen en una sola...
4.- El tiempo y el espacio de la narración sí están especificados con total detalle.