Ciego que apuntas y atinas,
Caduco dios, y rapaz,
Vendado que me has vendido,
Y niño mayor de edad,
Por el alma de tu madre
Que murió, siendo inmortal,
De envidia de mi señora,
Que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
(...)
Amadores desdichados,
Que seguís milicia tal,
Decidme, ¿qué buena guía
Podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
(...)
Una torre fabriqué
Del viento en la raridad,
Mayor que la de Nembrot,
Y de confusión igual.
Gloria llamaba a la pena,
A la cárcel libertad,
Miel dulce al amargo acíbar,
Principio al fin, bien al mal.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
Ciego que apuntas y atinas, Luis de Góngora
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