jueves, 18 de septiembre de 2025

4º ESO: La comunicación. Variedades de la lengua

Entendemos la comunicación como la acción o proceso por el que una o varias personas (emisores) transmiten un mensaje con información a otra u otras (receptores). Si el receptor está al mismo tiempo que el emisor y le puede contestar, se trata de una comunicación síncrona o bidireccional. Si el receptor no se encuentra en el mismo sitio que el emisor y no le puede responder, será una comunicación asíncrona o unidireccional.

Podemos afirmar, por tanto, que, para que podamos comunicarnos, debe haber una serie de elementos fundamentales. De lo contrario, no habrá comunicación. En este sentido, ya hemos visto tres de ellos, a saber:

Podemos afirmar, por tanto, que, para que podamos comunicarnos, debe haber una serie de elementos fundamentales. De lo contrario, no habrá comunicación. En este sentido, ya hemos visto tres de ellos, a saber:

* El emisor, quien es el que transmite el mensaje al receptor.

* El receptor, que es aquel que recibe el mensaje del emisor y lo interpreta.

* El mensaje, el cual consiste en aquella información que el emisor quiere transmitir al receptor.

Sin embargo, no son los únicos que existen. Hay otros tres que también son muy importantes y debemos tener en cuenta. Esos tres son:

1) El código, que es el conjunto de palabras, signos y reglas que podemos emplear para construir un mensaje y, así, comunicarnos. Veamos un ejemplo:


¿Qué ha pasado en este vídeo? El receptor, que es el señor mexicano, no entiende bien el inglés y, por eso, cuando el camarero (el emisor) le pregunta si quiere hielo en esa lengua (código), el receptor no comprende lo que quiere decir. Por eso no ha habido comunicación. Para que dos personas se puedan comunicar, ambas deben conocer el código con el que se crea el mensaje. En otras palabras, si el camarero supiera hablar español, el mexicano le habría entendido a las mil maravillas.

Existen códigos verbales, como las lenguas (español, inglés, francés), y no verbales, como las señales de tráfico o el Morse.

2) El canal, que se define como el medio por el que se transmite el mensaje. Sin canal, el mensaje nunca llegaría al receptor, por lo que no habría comunicación. Veamos un ejemplo:


¿Qué canales son necesarios para que el mensaje del emisor ("Hola, ¿vamos al cine?") llegue al receptor? Para empezar, necesitaremos que el teléfono que están empleando funcione correctamente. De lo contrario, el mensaje nunca le llegará al receptor. Del mismo modo, para que el receptor pueda oír, precisa de la existencia de aire, dado que el sonido se transmite por esa sustancia. En consecuencia, aquí habría dos canales principales: el aire y el teléfono.

Pueden funcionar como canales sustancias como la luz, el aire o el agua; aparatos como la televisión, el teléfono, el ordenador o el móvil; objetos de papel como un folio, un cuaderno, un libro o un periódico; e incluso partes del cuerpo como los ojos (para ver cualquier mensaje escrito o dibujado) o el oído.

3) El contexto, que es, simplemente, la situación en la que se encuentran el emisor y el receptor, que puede ser desde una clase hasta un grupo de amigos hablando en la calle, pasando por una entrevista de trabajo o varias personas haciendo cola en una carnicería.

Teniendo todo esto en cuenta, hay que considerar otro aspecto más. Aunque el código que se emplee en la comunicación sea el mismo, muchas veces la comunicación puede fallar o no ser efectiva del todo. ¿Por qué? Simplemente porque el código no es siempre igual, sino que presenta todo tipo de variedades que debemos considerar.

¿Y qué variedades hay? Veámoslas:

1) Variedades diatópicas: Escuchad un momento este vídeo:


¿Habéis notado las diferencias al hablar? Aunque los dos interlocutores principales han empleado como código el castellano, no lo han hecho de la misma forma. El primero, de origen andaluz, ha aspirado la 's' final de las palabras, se ha comido vocales, ha utilizado palabras propias de nuestra tierra como "malaje"... Por el contrario, Koldo, que es vasco, ha pronunciado la 's' con mucha sonoridad, ha usado expresiones vascas como "soplamocos", etc. Y las diferencias son mayores si escuchamos a alguien de Argentina:


O México:


A estas diferencias en el uso de un código derivadas del lugar de procedencia del emisor las conocemos como variedades diatópicas, también conocidas, más popularmente, por dialectos. Estos dialectos introducen variaciones en la pronunciación, el vocabulario, el tono de voz, etc.

2) Variedades diastráticas: Del mismo modo que el código puede cambiar por tu lugar de origen, la clase social también puede influir en su empleo. Veamos dos ejemplos:



Aunque en ambos casos se ha hablado en castellano, su uso no ha sido, en absoluto, el mismo. En el primero, los dos interlocutores (comunicación bidireccional, por cierto) mezclaban palabras, dejaban oraciones sin acabar, utilizaban expresiones vulgares, etc. Por el contrario, el rey ha utilizado un lenguaje muy culto, con oraciones bien construidas y enlazadas mediante conectores... Lógicamente, el rey pertenece a una clase social más alta que el padre y el hijo que discutían por teléfono, lo que le ha permitido recibir una educación mejor, teniendo más oportunidades en todos los sentidos. Esas diferencias son lo que conocemos como registros o variedades diastráticas, las cuales son la culta, la coloquial y la vulgar. El vídeo del rey, por supuesto, sería un ejemplo de variedad culta, mientras que padre e hijo habrían empleado la vulgar.

3) Variedades diafásicas: Otra cuestión que puede influir en nuestro uso del código es el contexto, es decir, la situación en la que nos encontramos. Por ejemplo, no es lo mismo esta situación: 


Que esta:


En la primera, se nota con bastante claridad que no hay familiaridad alguna entre los interlocutores. Precisamente por eso, además de emplear el registro culto, se respetan el turno de palabra, se hablan de usted y reducen el tono de voz y la cantidad de gestos. En la segunda, por contra, nos encontramos con dos novios discutiendo, por lo que su registro es más coloquial y sencillo, pisándose el turno de palabra o tratándose de 'tú'. Al cambiar la situación, tendemos a comunicarnos de formas diferentes, ajustándonos a dicho contexto y a nuestra relación con el receptor. Esas serían las variedades diafásicas, las cuales se dividen en formales e informales.

Por otro lado, existe un problema en las regiones donde se hablan varios códigos, como en Cataluña:


¿Qué ha sucedido aquí? Una de las interlocutoras conoce a la perfección tanto el catalán como el castellano. Sin embargo, y a pesar de que los demás le hablan en español, ella opta por el catalán en todas sus contestaciones. Es decir, que ella elige el catalán sobre el español como lengua predominante. A ese acto consciente de elegir una lengua sobre otra (generalmente por razones de prestigio) se llama diglosia. Y supone una oportunidad perdida, pues una persona que maneja ambos códigos se abre la posibilidad de comunicarse con más personas (además de otras ventajas de corte intelectual o cultural). A esos individuos que pueden hablar, leer y escribir perfectamente dos lenguas se las llama bilingües.

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