SOLUCIÓN: Canto a Teresa, de José de Espronceda
¿Por qué volvéis a la memoria mía,
Tristes recuerdos del placer perdido,
A aumentar la ansiedad y la agonía
De este desierto corazón herido?
¡Ay! que de aquellas horas de alegría
Le quedó al corazón sólo un gemido,
Y el llanto que al dolor los ojos niegan
Lágrimas son de hiel que el alma anegan.
¿Dónde volaron ¡ay! aquellas horas
De juventud, de amor y de ventura,
Regaladas de músicas sonoras,
Adornadas de luz y de hermosura?
Imágenes de oro bullidoras.
Sus alas de carmín y nieve pura,
Al sol de mi esperanza desplegando,
Pasaban ¡ay! a mi alrededor cantando.
¡Oh Teresa! ¡Oh dolor! Lágrimas mías,
¡Ah! ¿dónde estáis que no corréis a mares?
¿Por qué, por qué como en mejores días,
No consoláis vosotras mis pesares?
¡Oh! los que no sabéis las agonías
De un corazón que penas a millares
¡Ah! desgarraron y que ya no llora,
¡Piedad tened de mi tormento ahora!
¡Oh dichosos mil veces, sí, dichosos
Los que podéis llorar! y ¡ay! sin ventura
De mí, que entre suspiros angustiosos
Ahogar me siento en infernal tortura.
¡Retuércese entre nudos dolorosos
Mi corazón, gimiendo de amargura!
También tu corazón, hecho pavesa;
¡Ay! llegó a no llorar, ¡pobre Teresa!
1.- Tema
El dolor por la muerte de un ser querido (Teresa).
2.- Resumen
José de Espronceda expresa el profundo dolor que siente por la muerte de su gran amor, Teresa; una agonía espoleada por los felices recuerdos de la juventud que vivieron juntos y la imposibilidad de llorarla como pueden hacer todos los demás.
3.- Estructura externa
Se trata de una composición propia del género lírico, pues está escrita en verso y, por medio de ella, el autor expresa sus emociones de dolor y angustia. Al llorar la muerte de un ser querido, nos encontramos con una elegía, escrita en forma de cuatro octavas reales, con versos endecasílabos y una rima consonante que sigue siempre el mismo esquema: AB AB AB CC.
4.- Estructura interna
José de Espronceda expresa el profundo dolor que siente por la muerte de su gran amor, Teresa; una agonía espoleada por los felices recuerdos de la juventud que vivieron juntos y la imposibilidad de llorarla como pueden hacer todos los demás.
3.- Estructura externa
Se trata de una composición propia del género lírico, pues está escrita en verso y, por medio de ella, el autor expresa sus emociones de dolor y angustia. Al llorar la muerte de un ser querido, nos encontramos con una elegía, escrita en forma de cuatro octavas reales, con versos endecasílabos y una rima consonante que sigue siempre el mismo esquema: AB AB AB CC.
4.- Estructura interna
En este fragmento podemos identificar dos partes bien diferenciadas. En la primera, que ocupa de los versos 1 al 16, el autor se centra en los recuerdos que le vienen a la memoria sobre la feliz juventud que vivió al lado de Teresa y toda la alegría que esta le reportaba en su vida. Estos, sin embargo, solo le provocan un pesar aun mayor del que ya siente, una tristeza de la que no puede librarse, tal como manifiesta en la segunda parte del poema (que va desde el verso 17 al 32). A fin de cuentas, y a diferencia de otras personas, Espronceda no puede llorar su muerte pública y abiertamente, lo que le reporta una mayor angustia.
5.- Recursos literarios
* Pregunta retórica: ¿Por qué volvéis a la memoria mía,
Tristes recuerdos del placer perdido,
A aumentar la ansiedad y la agonía
De este desierto corazón herido?
* Personificación: Y el llanto que al dolor los ojos niegan
* Enumeración: De juventud, de amor y de ventura,
* Metáfora: Lágrimas son de hiel que el alma anegan.
Imágenes de oro bullidoras.
Sus alas de carmín y nieve pura,
* Encabalgamiento: ¡Oh! los que no sabéis las agonías
De un corazón que penas a millares
* Hipérbaton: Ahogar me siento en infernal tortura.
* Epíteto: suspiros angustiosos, infernal tortura.
* Apóstrofe: ¡Oh Teresa! ¡Oh dolor! Lágrimas mías,
* Hipérbole: ¡Oh! los que no sabéis las agonías
De un corazón que penas a millares
¡Ah! desgarraron y que ya no llora,
* Aliteración: Regaladas de músicas sonoras,
* Comparación: ¿Por qué, por qué como en mejores días,
No consoláis vosotras mis pesares?
* Anáfora: ¡Oh Teresa! ¡Oh dolor! Lágrimas mías,
¡Oh! los que no sabéis las agonías
¡Oh dichosos mil veces, sí, dichosos
6.- Relación contextual
Podemos confirmar que este poema pertenece al movimiento literario del Romanticismo, ya que el 'yo' y los sentimientos (muy bien plasmados en este fragmento) son el eje central de esta composición, como era característico de la literatura romántica. Además, se trata de un escrito muy intimista y subjetivo, lo que descarta la posibilidad de que pertenezca a otro movimiento literario como la Ilustración.
Por otra parte, se aleja de la realidad y se centra más en lo idealista. Esto se aprecia en la imagen idealizada de su juventud con Teresa (que recuerda para huir del dolor del presente) o la de la misma mujer ("nieve pura" y "alas de carmín" son metáforas que hacen referencia a la piel blanca y los labios rojos de Teresa, dos rasgos de belleza muy apreciados durante el Romanticismo -y el Renacimiento-).
Por último, cabe destacar que emplea un lenguaje más elaborado, con abundantes recursos literarios; pero sencillo y comprensible, propio de ese Romanticismo al que pertenece José de Espronceda. El poeta extremeño insertó este Canto a Teresa en su obra alegórica El diablo mundo, en el que, debido a la muerte de su gran amor, muestra una visión muy pesimista de la realidad. Dicha opinión, unido al escándalo que suponía llorar el fallecimiento de una mujer que no era la suya, enmarcan la producción literaria de Espronceda en la vertiente crítico-liberal del Romanticismo.
7.- Relación con la actualidad y/u otros movimientos
1.- Comparación de esta elegía con otras anteriores de la literatura española, como las Coplas a la muerte de su padre de Jorge Manrique.
2.- Exponer las diferentes visiones sobre la muerte en la Edad Media, el Renacimiento, el Barroco, la Ilustración y el Romanticismo.
3.- Presentar las diferencias temáticas y lingüísticas existentes entre el Romanticismo y la Ilustración.
4.- Comparar la donna angelicana de Petrarca y Garcilaso de la Vega con la imagen que da el autor de Teresa.
5.- Establecer las diferencias estilísticas y formales entre Espronceda (Romanticismo) y Bécquer (Postromanticismo).
6.- Disertar sobre la libertad para amar que existe actualmente, frente a la encorsetada sociedad del siglo XIX, que ni siquiera permitía llevar el luto por alguien a quien amabas si no era familia directa.
PRÓXIMO COMENTARIO: Don Álvaro o la fuerza del sino, de Ángel Saavedra, duque de Rivas
FECHA DE ENTREGA: Martes, 28 de noviembre
(El teatro representa una sala colgada de damasco, con retratos de familia, escudos de armas y los adornos que se estilaban en el siglo pasado, pero todo deteriorado, y habrá dos balcones, uno cerrado y otro abierto y practicable, por el que se verá un cielo puro, iluminado por la luna, y algunas copas de árboles. Se pondrá en medio una mesa con tapete de damasco, y sobre ella habrá una guitarra, vasos chinescos con flores, y dos candeleros de plata con velas, únicas luces que alumbrarán la escena. Junto a la mesa habrá un sillón. Ábrese la puerta con estrépito, después de varios golpes en ella, y entra el MARQUÉS, en bata y gorro, con un espadín desnudo en la mano, y detrás, dos criados mayores con luces)
Marqués.- (Furioso) ¡Vil seductor!… ¡Hija infame!
Doña Leonor.-(Arrojándose a los pies de su padre) ¡Padre! ¡Padre!
Marqués.- No soy tu padre… Aparta… y tú, vil advenedizo…
Don Álvaro.- Vuestra hija es inocente… Yo soy el culpado… Atravesadme el pecho. (Hinca una rodilla.)
Marqués.- Tu actitud suplicante manifiesta lo bajo de tu condición…
Don Álvaro.- (Levantándose) ¡Señor marqués!… ¡Señor marqués!…
Marqués.- (A su hija) Quita, mujer inicua. (A Curra, que le sujeta el brazo) y tú infeliz, ¿osas tocar a tu señor? (A los criados) Ea, echaos sobre ese infame, sujetadle, atadle…
Don Álvaro.- (Con dignidad.) Desgraciado del que me pierda el respeto. (Saca una pistola y la monta).
Doña Leonor.- (Corriendo hacia Don Álvaro) ¡Don ÁIvaro!… ¿Qué vais a hacer?
Marqués.- (A los criados) Echaos sobre él al punto.
Don Álvaro.- ¡Ay de vuestros criados si se mueven! Vos sólo tenéis derecho para atravesarme el corazón.
Marqués.- ¿Tú morir a manos de un caballero? No; morirás a las del verdugo.
Don Álvaro.- ¡Señor marqués de Calatrava! Mas, ¡ah!, no; tenéis derecho para todo… Vuestra hija es inocente… Tan pura como el aliento de los ángeles que rodean el trono del Altísimo. La sospecha a que puede dar origen mi presencia aquí a tales horas concluya con mi muerte, salga envolviendo mi cadáver como si fuera mi mortaja… Sí, debo morir… , pero a vuestras manos. (Pone una rodilla en tierra) Espero resignado el golpe; no lo resistiré; ya me tenéis desarmado. (Tira la pistola, que al dar en tierra se dispara y hiere al Marqués, que cae moribundo en los brazos de su hija y de los criados, dando un alarido)
Marqués. – ¡Muerto soy!… ¡Ay de mí!…
Don Álvaro.- ¡Dios mío! ¡Arma funesta! ¡Noche terrible!
Doña Leonor.- ¡Padre, padre!
Marqués.- Aparta; sacadme de aquí…, donde muera sin que esta vil me contamine con tal nombre…
Doña Leonor.- ¡Padre!...
Marqués.- Yo te maldigo.
(Cae LEONOR en brazos de DON ÁLVARO, que la arrastra hacia el balcón.)
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