domingo, 17 de enero de 2016

3º ESO: La lírica religiosa

Una de las figuras más relevantes del siglo XVI nació en Alemania. Se llamaba Martín Lutero y, a diferencia de otros nombres que se han destacado en entradas anteriores, no era ni un artista, ni un científico, ni un poeta. Era un religioso, cuyos estudios de la Biblia y las fuentes cristianas primitivas le hicieron pensar que la Iglesia católica había errado su camino, sobre todo en lo que correspondía al pecado y el perdón. En estos tiempos, los feligreses podían comprar su perdón (o el de un familiar) por medio de indulgencias. Lutero consideraba que la Biblia nunca hablaba de que alguien pudiera comprar su perdón, sino que debía confesarse y arrepentirse de verdad por sus pecados. Con esta y otras ideas en mente, clavó en la puerta de la Iglesia del Palacio de Wittenberg sus 95 tesis, con las que abrió una etapa de enfrentamiento religioso y político en Europa entre la Reforma planteada por Lutero y la Contrarreforma de la Iglesia católica.

Asimismo, como ya se comentó en la primera entrada del Renacimiento, la sociedad europea, impulsada por el humanismo, comenzaba a dar de lado a Dios y lo místico para anteponer la razón y el hombre. Por todo ello, y ante la creciente amenaza de los turcos en el este, la Iglesia católica redobló sus esfuerzos para recuperar el alma de Europa por todos los medios que fueran necesarios. Fueron años de represión, en el que el tribunal de la Santa Inquisición condenó a muerte a muchas personas. El famoso científico italiano Galileo Galilei, por ejemplo, fue uno de los que tuvo problemas con el Santo Oficio, teniendo que renunciar públicamente a sus tesis demostradas de que la Tierra gira en torno al Sol y sobre sí misma.

En literatura, frente al antropocentrismo del humanismo, varios miembros de la Iglesia católica también iniciaron su particular "contraataque" por medio de la lírica. No obstante, estos no dieron de lado al Renacimiento y sus propuestas; sino que las abrazaron para difundir el mensaje del amor de Dios. El impulsor de este movimiento lírico-religioso fue un profesor de Teología de la Universidad de Salamanca. ¿Su nombre? Fray Luis de León. Conocedor de los grandes clásicos grecorromanos, a sus manos llegaron los poemas de Garcilaso, cuyo estilo imitó en su propia producción lírica:



Al igual que Garcilaso, fray Luis utiliza un estilo de escritura muy sencillo, directo y fácil de entender. Emplea, además, la lira, una estrofa italiana introducida en España por Garcilaso, así como muchas referencias a la naturaleza, que son la muestra irrefutable de la grandeza de Dios. Es por ello que fray Luis defiende que, de cara a encontrar a Dios, para alcanzar un estado de perfección moral y espiritual, hay que abandonar las ciudades y lo terrenal y trasladarse al campo, estudiando y viviendo con humildad para así llegar a estar en comunión perfecta con la creación divina. Estas ideas se ven con claridad en su poema más conocido, la Oda a la vida retirada, donde imita el tópico literario romano 'beatus ille' ('dichoso aquel', que precisamente ensalza la vida en el campo, apartada del mundanal ruido de la ciudad):



A esta corriente de lírica religiosa que indica el camino que ha de seguir alguien para alcanzar la perfección moral y a Dios (retirarse de lo material y lo mundano para dedicarse a una vida sencilla en el campo) se la llama poesía ascética. Y, frente a ella, destaca otro estilo de lírica que no se preocupaba tanto del estilo de vida, sino que hablaba de la felicidad de ser elegido por Dios para unir el alma con Él. A este movimiento se lo conoce como poesía mística y otros dos religiosos fueron sus estandartes, a saber, San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

San Juan y Santa Teresa apostaron por una lírica muy sensual con, de nuevo, un estilo sencillo y llano. En ella, hablan del amor, pero el objeto de deseo del corazón ya no es una mujer (como pasaba con Petrarca o Garcilaso) o un hombre, sino Dios. El alma humana está enamorada de él y Lo busca con fervor, experimentando un gozo, una alegría tan enormes cuando Lo encuentra que difícilmente se puede expresar con palabras:





Los poemas de San Juan, influenciados por las églogas de Garcilaso y el Cantar de cantares, son incluso más sugerentes, con incluso un cierto tono erótico. No en vano, y a diferencia de Santa Teresa, San Juan, a través de sus lirasno menciona directamente a Dios, sino que lo llama el Amado, al que su Amada (el alma) busca en la noche, en un paisaje típico del 'locus amoenus', es decir, un prado fragante, agradable a los sentidos. En otras palabras, si no tuviera el tinte religioso que San Juan le impregna a sus poemas, fácilmente podríamos pensar que es una historia de amor entre un hombre y una mujer, dos amantes que se buscan y se fugan en la noche, presas de su pasión desmedida:



RESUMEN DE LA LÍRICA RELIGIOSA

* Hay dos corrientes: la ascética y la mística.

* Dentro de la ascética, destaca Fray Luis de León. En ella, se expone la vida que hay que llevar para alcanzar a Dios: una apartada de lo terrenal y las ciudades, en el campo, en contacto con Su creación. A este tópico de origen romano se lo conoce como 'beatus ille' (dichoso aquel).

* Fray Luis emplea en sus poemas la lira como estrofa habitual, herencia de Garcilaso.

* Al igual que Garcilaso, Fray Luis utiliza un estilo sencillo, directo, con un vocabulario fácil de entender.

* En sus poemas se menciona mucho a la naturaleza, prueba de la grandeza de Dios. Si se Lo desea encontrar, hay que dirigirse al campo y estar en contacto con la creación de Dios.

* En la mística, el alma elegida por Dios logra unirse a él, conociendo una dicha gigantesca y difícil de expresar con palabras. El amor ideal, por tanto, es su tema principal, aunque esta vez su objetivo no es una persona, sino Dios.

* En la mística hay que resaltar a San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.

* San Juan emplea en sus composiciones un estilo sencillo y la lira como estrofa habitual. 

* San Juan presenta un amor por Dios realmente sensual, como dos amantes que se buscan y encuentran en un paisaje perfecto, paradisíaco ('locus amoenus').

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